Mi pie derecho,
mi pie izquierdo,
un paso.
Un paso largo,
otro paso corto,
varias calles.
Momentos insignificantes,
actividades insulsas necesarias, metaforas del tedio y paradojas de lo absurdo.
Un saludo va, un suspiro viene,
mientras tanto, preso de su centro, el segundero fracasa en su escape, y su convulsión solo sirve para acortar la distancia.
Al fin!
Tu pie derecho y mi pie derecho,
tu pie izquierdo y mi pie izquierdo,
y voy dando pasos siderales,
y el segundero tranquilamente resignado disfruta la quietud
y tus labios eclipsan mis hastíos
y me dejas con besos suspensivos...
Mi pie derecho donde estuvo mi izquierdo,
mi pie izquierdo donde estuvo mi derecho,
y deshago mis pasos, y empaco mi dicha... hasta la próxima.