lunes, 23 de julio de 2012

Jazz Para Dos



Quiero hacer un jam nocturno
con tu cuerpo, en tu cuerpo,
explorar tus graves,
lentos, profundos,
con-tra-bajo y sin-pu-dor
romper tus vestiduras,
develar tu piel-partitura
obscena y embriagante
al ritmo de dedos inquietos,
inquietantes caricias en clave de FA,
ritmos de mano izquierda,
armonías siniestras y oscuras,
esculpir con delicada violencia
la caja resonante de tus caderas,
recorrer en irregular cromatismo
el diapasón de tu abdomen,
alrededor de tu ombligo, con sordina,
un solo de Miles Davis,
y mis labios cobrizados,
en instantes de Coltrane al saxo,
arrancándote melodías sexo-fónicas.

Las incansables cadencias
de traversa interpretación
funden nuestros cuerpos latinos,
y prenden la danzante faena.
Del va y ven musical
que el sentimiento impregna,
emerge el clímax jazzista:
una obra de arte experimental
caótica, de improvisada sudoración.
Y tus ojos desbocados que no dan fe
del diálogo corporal que nos asiste,
pues además de nuestros instrumentos
se desafinan nuestros corazones,
y en contrapunteo taquicárdico
terminamos en un extático suspiro,
en compás irregular, señalando el calderón
prolongado por la eternidad relativa...

Nace el día y nos sorprende
un reguero de instrumentos y humedad,
y tu piel tatuando sus poros sobre la mía
busca leve descanso, para empezar de nuevo
a interpretar orgasmos en clave matutina de SOL.